El "guardián del genoma". Existe una proteína llamada p53 que, si bien en su estado "normal" repara el ADN dañado en las células -motivo por el cual recibe el apodo de "guardián del genoma"?, cuando sufre una mutación deja de funcionar y permite que el cáncer prolifere descontroladamente. Los científicos buscan compuestos químicos que activen esta proteína para que frene adecuadamente el cáncer. Por ejemplo, se ha comprobado que uno de sus mecanismos de acción es detectar el estrés metabólico y hacer envejecer (senescencia) a las células dañadas, para evitar que proliferen y formen tumores.
Azúcar
Un equipo de investigadores españoles de la Universidad Rey Juan Carlos demostraron que el exceso de azúcares en la dieta aumenta la actividad de una proteína llamada b-catenina, íntimamente relacionada con la progresión tumoral. Se explica así por qué los datos epidemiológicos reflejan que la frecuencia de ciertos tipos de cáncer puede llegar a ser el doble en poblaciones con niveles elevados de azúcar en sangre, como los obesos o los diabéticos.
Agentes infecciosos
Los agentes infecciosos, como los virus, las bacterias y los parásitos, son la causa de dos millones de casos de cáncer en todo el mundo, según un estudio internacional publicado en The Lancet Oncology. Dicho de otro modo, un 16% de los casos de cáncer en todo el mundo durante 2008 se debieron a una infección que se podría haber prevenido o tratado. Los principales cánceres relacionados con infecciones son los asociados con la bacteria Helicobacter pylori y los virus del papiloma, de la hepatitis B y de la hepatitis C.
Diez en vez de uno
Lo que actualmente llamamos cáncer de mama debería ser considerado como diez enfermedades diferentes, según se desprende de un revolucionario estudio británico y canadiense que publicó la revista Nature. La nueva clasificación, basada en la huella genética de los tumores, podría mejorar el tratamiento al permitir adaptar los medicamentos a cada caso, lo que aumentaría las tasas de supervivencia.