La mitad de los pantanos, ciénagas y otros humedales del mundo han sido destruidos o degradados por el cambio climático, recuperarlos podría eliminar miles de millones de toneladas de carbono de la atmósfera
La sequía en Europa durante el verano 2022 ha dejado un paisaje desolador y reseco, y esto se nota especialmente en los humedales que, como en todo el mundo, han sido destruidos o presentan una grave degeneración. Alrededor de la mitad de los pantanos que existían antes de la industrialización se han perdido o están gravemente dañados. Si al menos algunos de ellos pudieran revivir y recuperar su capacidad de almacenar agua, esto podría ayudar a frenar el cambio climático. Este es el cálculo que presenta el estudio de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de China, publicado en Nature Geoscience.
Recuperar los humedales del mundo ahorraría a la atmósfera al menos 100.000 millones de toneladas de dióxido de carbono para finales del siglo XXI. Eso correspondería a una décima parte de las emisiones previstas por los seres humanos para entonces.
Para su estudio, el grupo de trabajo examinó más de 3.700 lugares de todo el mundo, incluidos humedales de Europa, Indonesia, China y Estados Unidos. El nivel de agua de los pantanos y ciénagas determina qué gases liberan y en qué medida. El metano, por ejemplo, se escapa de un pantano húmedo como resultado de la descomposición incompleta de los restos vegetales. Sin embargo, una gran parte de la materia orgánica no se descompone y pasa a la atmósfera, sino que permanece como turba, por ejemplo. Esto puede formar capas de un metro de espesor en las que se almacenan enormes cantidades de carbono.
El efecto sería mayor que todos los proyectos de reforestación que los gobiernos de todo el mundo han propuesto
Si se drena este humedal, o si se seca durante las largas sequías, se reducen las emisiones de metano por la descomposición de las plantas, pero a cambio la turba se descompone más rápida y fácilmente en el aire, produciendo grandes cantidades de dióxido de carbono. Además, se emiten óxidos de nitrógeno, que también pueden aumentar el efecto invernadero. En sus cálculos, los investigadores demuestran que, a largo plazo, los humedales almacenan más carbono del liberado por el metano de la descomposción. Esto también es cierto incluso teniendo en cuenta que el metano es un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono.
Si cuatro millones de kilómetros cuadrados de humedales degradados recuperaran su nivel de agua ideal, se podrían almacenar entre 100 y hasta 400 mil millones de toneladas de dióxido de carbono. El efecto sería mayor que todos los proyectos de reforestación que los gobiernos de todo el mundo han propuesto o iniciado.
Si los grandes pantanos se mantuvieran intactos, indican los autores, la atmósfera se ahorraría entre 150.000 y 650.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de aquí a 2100. Hay humedales especialmente importantes en Siberia, la cuenca del Amazonas, Borneo, Sumatra y Nueva Guinea, Canadá y el Congo. En la selva tropical de la cuenca del Congo, por ejemplo, se encuentra la mayor turbera del mundo, pero también se sospecha que hay depósitos de petróleo. La República Democrática del Congo ya está subastando las correspondientes licencias de prospección.