Roma no se construyó en un día, ya se sabe, y quizá por ello llegó a ser el imperio más poderoso de la historia. Se estableció gradualmente, como no podía ser de otro modo, y creció durante cientos de años, extendiéndose desde lo que hoy es Gran Bretaña hasta Egipto. Tampoco colapsó en poco tiempo, por supuesto, pero es probable que su división permanente en el 395 d.C
¿Por qué el Imperio Romano se dividió en el de Occidente y el de Oriente? El resumen es sencillo: su gran tamaño influyó (dificultaba el gobierno), pero otros factores como la inestabilidad política y social, las revueltas o las incursiones también afectaron. De una manera más explicativa, pues hablar de un imperio demasiado grande sería pecar de excesiva sencillez, podríamos decir que el tamaño sí creo numerosos desafíos.
El Imperio Romano fue el estado más grande que Eurasia occidental jamás haya visto y, aunque parece grande en el mapa, en la práctica era aún más grande debido a las velocidades de comunicación
Según informan en 'Live Science', el Imperio Romano fue el estado más grande que Eurasia occidental jamás haya visto y, aunque parece grande en el mapa, en la práctica era aún más grande debido a las velocidades de comunicación. Por tierra, era posible viajar unos 32 kilómetros por día (ahora podemos recorrer unos 600). Dado que la medida real de la distancia es el tiempo que le toma a una persona cubrir el terreno, el Imperio era, a todos los efectos, 20 veces más grande de lo que nos parece hoy.
Pero el tamaño no fue el único factor en dicha división, ni la explicación total, pues ya era así en el siglo I d.C (y esperó hasta el siglo IV para fragmentarse). Otros dos factores pudieron agravar el problema: el ascenso de Persia al estatus de superpotencia en el siglo III d.C, lo que significaba que Roma tenía que tener un emperador en algún lugar cercano a la frontera persa, por un lado. Por otro, el hecho de que en el siglo IV, la definición de 'romano' cambiase para abarcar a las élites provinciales desde Escocia hasta Irak. Muchos 'romanos', dada la escala del Imperio, tenían poca o ninguna afiliación con la propia ciudad de Roma. Se pensó que dividir el imperio facilitaría la supervisión de estas diversas regiones y culturas, muy a menudo diferentes.
El tamaño fue un factor fundamental para la división, y también el ascenso de Persia al estatus de superpotencia en el siglo III d.C
La división, además, no se produjo en un momento determinado, aunque la fecha más común sea el 395 con la muerte de Teodosio I (y la sucesión de sus hijos Arcadio y Honorio, quienes se convirtieron en gobernantes de las dos zonas). Sin embargo, el principio del gobierno colegiado (con más de un emperador) había sido parte del marco del gobierno imperial durante más de un siglo. Diocleciano estableció una tetrarquía o gobierno de cuatro entre dos emperadores mayores, o augusto, y dos gobernantes menores, o césares. La tetrarquía se vino abajo después de la abdicación de Diocleciano y se reunificó con Constantino I, pero se dividió nuevamente tras su muerte, dividiéndose entre tres de sus hijos.
Pero entonces, si el imperio se dividió mucho antes del 395, ¿por qué los historiadores señalan ese año como el momento en que el imperio se dividió en dos? La explicación más lógica es que, tras ese año, la división se ve más austera en retrospectiva. Quizá hubo un énfasis excesivo en la unidad del imperio antes del 395, pero lo cierto es que Teodosio I no fue el último gobernante de un imperio unido, pues casi siempre gobernó junto con otra persona, por lo que existía ya una escisión.
¿Cómo era la relación entre los dos estados?
La división se hizo porque era necesaria, pero también generaba tensión y fue difícil mantener buenas relaciones. El ideal era que las dos partes gobernaran en armonía, pero no fue así del todo. Por ejemplo, a menudo ocurría que Oriente y Occidente se negaban a reconocer a los cónsules designados en el otro.
La división se hizo porque era necesaria, pero también generaba tensión y fue difícil mantener buenas relaciones. El ideal era que las dos partes gobernaran en armonía, pero no fue así del todo
El Imperio Occidental finalmente se derrumbó en el año 476 d. C., cuando Odoacro, un líder germánico al que a menudo se hace referencia como el primer "rey bárbaro" de Italia— se rebeló y derrocó al emperador Rómulo Augústulo. Este es ampliamente considerado como el punto final del Imperio Romano Occidental. El Imperio Romano de Oriente, también conocido como Imperio Bizantino, sobrevivió hasta 1453, aunque muchos historiadores no consideran que esto sea parte del "verdadero" Imperio Romano, sino un sucesor más.