Aunque Goku tenía cola, igual que las sirenas y los antiguos escorpiones babilónicos, los seres humanos carecemos de la misma. Y eso que las historias en las que los tenemos abundan en las mitologías de todo el mundo, pues a menudo estas figuras especiales poseen algún tipo de poder mágico o sabiduría. Sin embargo, más de uno pegaríamos un grito si nos encontrásemos un ser así por la calle.
Porque, haciendo un poco de ficción, ¿cómo seríamos si tuviéramos cola? ¿Cómo cambiaría el apéndice extra nuestra vida diaria? ¿Y cómo nos veríamos?
Según explica un reciente artículo publicado en 'Live Science', para algunas personas esto es más que un experimento mental; en raras ocasiones hay bebés que nacen con espina bífida, una afección en la que un bebé nace con espacio en la columna vertebral o un cóccix irregular, y puede parecer una pdeudocola vestigial. Estos crecimientos carnosos a menudo contienen músculo, tejido conectivo y vasos sanguíneos, pero no hueso ni cartílago. Tampoco son funcionales y generalmente se eliminan poco después del nacimiento.
Echando un vistazo a la evolución humana, nuestros ancestros primates distantes tenían algún tipo de cola que después desapareció en nuestro linaje directo, hace unos 25 millones de años
Echando un vistazo a la evolución humana, nuestros ancestros primates distantes tenían algún tipo de cola que después desapareció en nuestro linaje directo, hace unos 25 millones de años. Es posible que nuestros antepasados se deshicieran del apéndice extra para ahorrar energía y calorías a medida que desarrollaban un mejor equilibrio bípedo. Pero, por supuesto, los primates con cola todavía están dando vueltas hoy.
Ciertas especies de monos nativos de América del Sur y Central (llamados monos del "Nuevo Mundo", una frase acuñada por los colonizadores europeos y luego recogida por los científicos) tienen colas prensiles (es decir, colas que pueden agarrar objetos) que pueden enroscarse alrededor de las ramas de los árboles e incluso sostener su peso corporal. Pero nuestros parientes vivos con cola más cercanos son los llamados monos del "Viejo Mundo" que viven en África, Asia y el sur de Europa, como los babuinos y los macacos, que usan sus colas principalmente para mantener el equilibrio. Y ninguno de ellos tiene una cola prensil, porque eso es un paso atrás en el árbol genealógico.
Una cola larga y peluda como la de un macaco podría ser útil para envolvernos a nosotros mismos para abrigarnos, como una bufanda incorporada
Lo que nos hace suponer que nuestras colas, en caso de tenerlas, probablemente no serían prensiles. Sin embargo, eso no significa que fueran a ser inútiles. Una cola larga y peluda como la de un macaco podría ser útil para envolvernos a nosotros mismos para abrigarnos, como una bufanda incorporada. Y si hubiéramos evolucionado para hibernar durante el invierno, nuestras colas podrían ser útiles como sistema de almacenamiento de grasa.
Mirando más allá de nuestros parientes primates hay otros bípedos con cola. Por ejemplo, los canguros lucen una cola robusta que usan como un trípode, lo que ayuda a soportar su peso y agrega potencia a su zancada. Los dinosaurios terópodos extintos, como el Tyrannosaurus rex, también tenían colas rígidas y musculosas que podían ayudarles cuando corrían. Eso sí, ese tipo de colas alteraría mucho nuestra zancada, pues tendríamos que inclinar las caderas hacia delante manteniendo el pecho paralelo al suelo en lugar de erguido.
Las colas largas son propensas a ser pisadas o cerradas accidentalmente con las puertas. Mientras tanto, las colas cortas podrían hacer difícil sentarse en una silla sin algunas modificaciones
Además, podría ser difícil no acabar haciéndonos daño en la cola mientras hacemos nuestra vida diaria. Lo saben los dueños de los gatos: las colas largas son propensas a ser pisadas o cerradas accidentalmente con las puertas. Mientras tanto, las colas cortas podrían hacer difícil sentarse en una silla sin algunas modificaciones.
Pero, por último, dado el impulso humano de adornarnos, las colas podrían (y probablemente lo harían) abrir una gran cantidad de nuevas posibilidades de moda, aunque quizá no merecerían la pena porque sin duda, supondrían un dolor de cabeza.