Un programa de rehabilitación que ayuda a las personas con COVID de larga duración a reducir sus síntomas y aumentar sus niveles de actividad ha dado resultados «impresionantes», afirman los científicos
El programa utilizado para tratar a los pacientes con COVID de larga duración se basa en un aumento gradual o acompasado de la actividad física del paciente. Antes de iniciar el programa, las personas que participaban en él registraban una media de tres episodios semanales en los que quedaban agotadas física, emocional o cognitivamente tras un esfuerzo físico o mental leve. Seis semanas más tarde, al final del programa, la media se redujo a un accidente semanal.
Los pacientes también experimentaron una «mejora moderada» de su capacidad para mantenerse activos y una mejor calidad de vida. El programa de estimulación fue llevado a cabo por el servicio COVID de Leeds Community Healthcare NHS Trust y evaluado por médicos y científicos de la Universidad de Leeds y la Universidad Leeds Beckett.
En el artículo, el equipo de investigadores afirma que el programa, que implica un aumento supervisado de la actividad física, puede ser una opción terapéutica eficaz frente al covid de larga duración, una enfermedad que afecta dos millones de personas en el Reino Unido y repercute en su calidad de vida y, en algunos casos, en su capacidad laboral. Es angustioso e incapacitante. Cuando los pacientes sufren un episodio, experimentan una sensación de agotamiento total y son incapaces de reanudar sus actividades durante horas o, a veces, días.
RETORNO PAUTADO A LA ACTIVIDAD FÍSICA
En el estudio participaron 31 personas con COVID de larga duración durante seis semanas. Por término medio, llevaban padeciendo los síntomas de COVID de larga duración unos 17 meses antes de participar en el programa. Además de fatiga, sufrían una serie de síntomas, como niebla cerebral, disnea, dolor de cabeza y palpitaciones.
Los pacientes siguieron un programa de reincorporación gradual a la actividad física denominado protocolo de ritmo CR-10 Borg de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que les lleva por cinco niveles de actividad. Siguieron el programa en casa.
La primera fase es una preparación para la vuelta a la actividad e incluye ejercicios de respiración y estiramientos suaves. La quinta fase consiste en actividades que los pacientes realizaban antes de enfermar, como ejercicio regular o deporte.
Durante el programa, los pacientes recibían llamadas telefónicas semanales de su médico de larga duración para comprobar sus progresos. Se les pidió que se mantuvieran en cada nivel durante al menos siete días y que no hicieran esfuerzos excesivos para que su estado se mantuviera estable.
Los pacientes rellenaron un cuestionario para evaluar sus niveles de esfuerzo y sus caídas cada semana antes de decidir si pasaban al siguiente nivel del protocolo de estimulación. A lo largo de las seis semanas, no sólo se redujeron los episodios de colapso, sino que también mejoraron el nivel de actividad y la calidad de vida. En cuanto al alivio de los síntomas de la COVID de larga duración, el mayor beneficio se observó en la reducción de la fatiga, la disnea y los dolores de cabeza.
LA SOMBRA DE LA COVID DE LARGA DURACIÓN
Los investigadores señalan que los médicos que atienden a pacientes con COVID de larga duración siguen sin ser conscientes de que un retorno paulatino o gradual a la actividad física podría ayudar a la recuperación.
El equipo de investigación de Leeds ha estado a la vanguardia de las nuevas iniciativas para tratar la COVID de larga duración. Desarrollaron la primera escala para estandarizar la medición de sus síntomas, que ahora se ha convertido en una aplicación para teléfonos móviles, utilizada por los pacientes, que está vinculada a una plataforma web utilizada por los médicos que los tratan.