En 1957, una insólita colaboración entre Disney, Monsanto y el MIT dio lugar una visión del futuro con una casa asombrosa
La década de 1950 fue época de optimismo y esperanza en Estados Unidos. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial llegó una gran prosperidad y avances tecnológicos constantes. Durante esta década, se construyeron áreas residenciales que acogieron a personas que buscaban un lugar para vivir con las comodidades más modernas. El futuro parecía brillante: coches voladores y criadas robot en cada casa.
De esa época nos ha llegado una reliquia fascinante: la casa del futuro. Los visionarios de este proyecto fueron Walt Disney, Monsanto Chemical Company y el MIT. Aunque la empresa Monsanto es más conocida hoy por sus patentes de semillas y sus pesticidas, en aquella época su foco estaba en el plástico, que promocionaban como el material del futuro.
La Casa del Futuro se presentó como una atracción en el Tomorrowland de Disneylandia, en Anaheim, California, EE UU, entre 1957 y 1967. La edificación, con cuatro alas simétricas en voladizo sobre un núcleo central, se fabricó con plásticos reforzados con vidrio. En su día, la atracción ofrecía un recorrido por esta casa del futuro, con electrodomésticos como los hornos microondas, que con el tiempo se convirtieron en algo común. La casa recibió más de 435.000 visitantes en las primeras seis semanas de apertura, y en total la vieron más de 20 millones de personas antes de su cierre.
Como era de esperar, Walt Disney aportó un toque artístico al diseño de la casa con su inclinación por la creatividad y la narración. Por su parte, Monsanto aportó sus materiales más avanzados, como tejidos sintéticos, revestimientos murales y aislantes, para crear un interior estéticamente agradable y técnicamente avanzado. Por último, el MIT aportó valiosas ideas sobre la mejor manera de integrar las tecnologías emergentes en la construcción de la propia casa.
LAS TECNOLOGÍAS DE LA CASA
La Casa del Futuro presentaba muchas tecnologías de vanguardia que ya son habituales hoy en día, desde electrodomésticos controlados por voz hasta sistemas de climatización automatizados. Una característica especialmente impresionante era una encimera de cocina que utilizaba sensores de infrarrojos para detectar si la comida se había puesto mala o rancia: si la comida se había dejado fuera demasiado tiempo, una luz parpadeaba sobre ella como señal de advertencia. Otras innovaciones tecnológicas eran los televisores con cámara incorporada para videollamadas, las puertas automáticas controladas por sensores de movimiento, los muebles de espuma de plástico en lugar de madera o metal y las paredes retráctiles que podían abrirse durante fiestas o acontecimientos especiales.
La casa cerró en 1967. El edificio era tan resistente que, cuando los equipos de demolición no consiguieron derribarlo utilizando bolas de demolición, sopletes, motosierras y martillos neumáticos, acabaron utilizando cadenas de estrangulamiento para romperlo y retirar los trozos. Una prueba de lo resistente que era la estructura de plástico es que resistente que los pernos de acero de 12 milímetros de diámetro que se usaron para fijarla a los cimientos se rompieron antes que la propia estructura. La base de hormigón armado nunca se retiró y permanece en su ubicación original, donde hoy se puede ver pintada de verde.
La Casa del Futuro ha tenido un impacto significativo en el diseño posterior de Disney y Epcotm su parque de atracciones futurista en Orlando, Florida. El proyecto de la casa del futuro se intentó recuperar en 2008 con la colaboración de Microsoft, y el resultado fue Dream House, también en Disneylandia en California. Una casa con pantallas táctiles en la mesa de la cocina y sistemas de entretenimiento en los dormitorios. Sin embargo, tuvo mucho menos éxito, entre otras cosas, porque esas tecnologías ya eran parte del presente, no de un futuro imaginado.
La Casa del Futuro de 1957 demostró una notable previsión de hacia dónde se dirigía la tecnología en las décadas siguientes. Aunque muchas de estas ideas nunca llegaron a materializarse -o tardaron mucho más de lo previsto-, la Casa del Futuro sirvió como inspirador recordatorio de lo lejos que podemos llegar cuando grandes mentes se unen en pos de un objetivo común. Es realmente asombroso lo que se podía conseguir hace más de 60 años.