Los fertilizantes artificiales son responsables del 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, más del doble que la aviación
Quizá no lo sepas, pero los fertilizantes artificiales, que son imprescindibles para la mitad de las cosechas de todo el mundo, se fabrican con combustibles fósiles, en concreto quemando gas natural para extraer el nitrógeno del aire, lo cual produce enormes cantidades de emisiones. Pero es aún peor: la mayoría de las emisiones se producen una vez se encuentran en los campos.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge han calculado la huella de carbono del ciclo de vida completo de los fertilizantes, responsables de aproximadamente el cinco por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. En comparación, la aviación de todo el mundo produce un dos por ciento. Esta es la primera vez que esto se ha cuantificado con precisión, y ha permitido descubrir que que las emisiones de carbono de los fertilizantes podrían reducirse a una quinta parte de los niveles actuales para 2050.
Los científicos descubrieron que dos tercios de las emisiones de los fertilizantes se producen después de esparcirlos en los campos, y solo un tercio de las emisiones procede de los procesos de producción. Aunque ya se sabe que los fertilizantes nitrogenados son una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero, es la primera vez que se cuantifica su contribución global, desde la producción hasta su utilización. Según su análisis, el estiércol y los fertilizantes sintéticos emiten el equivalente a 2,6 gigatoneladas de carbono al año, más que la aviación y el transporte marítimo mundiales juntos.
Es urgente reducir las emisiones de carbono de los fertilizantes, pero hay que tener en cuenta la seguridad alimentaria mundial. Investigaciones anteriores han calculado que el 48% de la población mundial se alimenta con cultivos realizados con fertilizantes sintéticos, y se prevé que la población mundial crezca un 20% hasta 2050.
Los investigadores de Cambridge afirman que se necesita una combinación de soluciones tecnológicas y políticas escalables para reducir las emisiones de fertilizantes y mantener al mismo tiempo la seguridad alimentaria. Sin embargo, calculan que si tales soluciones pudieran aplicarse a escala, las emisiones procedentes del estiércol y los fertilizantes sintéticos podrían reducirse hasta en un 80%, hasta una quinta parte de los niveles actuales, sin pérdida de productividad. Los resultados se publican en la revista Nature Food.
Los investigadores emprendieron un proyecto para medir con precisión el impacto total de los fertilizantes, uno de los dos principales productos de la industria petroquímica. De todos los productos fabricados por la industria petroquímica, la inmensa mayoría (hasta un 74%) son plásticos o fertilizantes.
Los investigadores trazaron los flujos mundiales de estiércol y fertilizantes sintéticos y sus emisiones para 2019, a lo largo de todas las etapas del ciclo de vida, conciliando la producción y el consumo de fertilizantes nitrogenados y los factores de emisión regionales en nueve regiones del mundo.
Tras completar su análisis, los investigadores descubrieron que, a diferencia de muchos otros productos, la mayoría de las emisiones de los fertilizantes no se producen durante su producción, sino durante su uso.
Los investigadores enumeraron y cuantificaron el impacto teórico máximo de los distintos métodos de mitigación: la mayoría de ellos ya se conocen, pero su efecto potencial máximo no se había cuantificado. Las emisiones de la producción de fertilizantes sintéticos proceden sobre todo de la síntesis de amoníaco, en parte debido a las reacciones químicas utilizadas en el proceso de producción. La mitigación más eficaz en la fase de producción sería que la industria descarbonizara la calefacción y la producción de hidrógeno. Además, los fertilizantes podrían mezclarse con productos químicos llamados inhibidores de la nitrificación, que impiden que las bacterias formen óxido nitroso. Sin embargo, es probable que estas sustancias químicas encarezcan los fertilizantes.
Sin embargo, la forma más eficaz de reducir las emisiones asociadas a los fertilizantes sería reducir la cantidad de fertilizantes que utilizamos. «Somos increíblemente ineficaces en el uso de fertilizantes», afirman los investigadores. «Usamos mucho más de lo que necesitamos, lo que es económicamente ineficaz y se debe a las prácticas agrícolas. Si utilizáramos los fertilizantes de forma más eficiente, necesitaríamos muchos menos, lo que reduciría las emisiones sin afectar a la productividad de los cultivos».
Los investigadores también analizaron la mezcla de fertilizantes utilizada en todo el mundo, que varía según las regiones. Los investigadores afirman que la sustitución de algunos de los fertilizantes con mayores emisiones, como la urea, por nitrato de amonio en todo el mundo podría reducir aún más las emisiones, entre un 20% y un 30%. Sin embargo, esto sólo sería beneficioso después de descarbonizar la industria de los fertilizantes. Calculan que, aplicando todas las medidas de mitigación que analizaron, las emisiones del sector de los fertilizantes podrían reducirse hasta un 80% de aquí a 2050.