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Este es el Potoo, el pájaro que parece de otro mundo y su terrorífica leyenda
Curiosidades
Publicado en 30/04/2023

Las aves son seres realmente sorprendentes. Las hay que son capaces de volar miles de kilómetros cada año sin perderse, de un mismo lugar a otro. Otras aves viven de noche y tienen una visión perfecta. Otras son expertas en volar y nadar. Y otras, como el Potoo, nos mantienen encandilados, a la vez que horrorizados, con su peculiar canto.

 

El Potoo, conocido también como ave fantasma, ayaymamá, nictibio urutaú, urutaú común, ave bruja, guajojó, pájaro estaca o estaquero, es un ave nocturna que solo se encuentra en Centroamérica y Sudamérica, desde la región sureste de México, al norte y noreste de Argentina y al sur de Paraguay. Lo que hace tan especial a este pájaro es su canto, pero también su aspecto, capaz de hacerse pasar por un palo de madera.

Es una ave de tamaño mediano, que mide alrededor de 35 cm de largo, con un plumaje de tonos grises y marrones que le permite camuflarse entre la corteza de los árboles, donde pasa la mayor parte del día inmóvil y casi invisible. Su actividad se concentra por la noche, aunque también es frecuente verlos de día.

Ave nocturna insectívora

De noche, aprovecha para cazar insectos, su principal alimento. Los ojos de este pájaro son muy peculiares, enormes y redondos, como si fuese un dibujo animado. Es capaz de dilatar su pupila al máximo para poder encontrar a sus presas con facilidad por la noche, lo que le da un aspecto muy enigmático. Su boca, abierta, es realmente como una hendidura, coronando esa apariencia entre caricatura y extraterrestre.

 

 

El Potoo es un pájaro muy sigiloso, apenas hace ruido al volar. Además, es capaz de mimetizarse con los árboles gracias a su plumaje de camuflaje. Cuando descansa sobre un lugar de madera, adopta una posición completamente estirada, como una estaca. Es un pájaro algo sedentario, actúa por libre y solo pone un huevo, de color blanco liliáceo con manchas. Normalmente, coloca este huevo en el tocón de un árbol o el hueco de una rama. El macho se encarga de incubar el huevo durante el día, y la hembra durante la noche. El periodo de incubación dura unos 33 días.

Foto: Ejemplar de picogrueso pechirrosa mitad hembra, mitad macho. Foto: Annie Lindsay

Cuenta la leyenda

 

El canto de este pájaro ha alimentado las leyendas durante siglos, por su naturaleza taciturna y deprimente, como si llorase o estuviese lamentándose. En Perú se cuenta que hubo una epidemia en una tribu. Una madre con sus dos hijos se dio cuenta de que estaba contagiada del virus y, para salvar a sus hijos, los llevó al bosque y los dejó allí abandonados. Al caer la noche, los niños buscaban a su madre, pero nunca la encontraron. Lloraban de pena, deseando ser pájaros para poder ir a buscar a su progenitora. Se dice que el espíritu de la selva se apiadó de ellos y los convirtió en aves Potoo. Así, los niños pudieron ir en busca de su madre, pero no quedaba nadie con vida en el poblado. Desde entonces, la leyenda cuenta que esos pájaros no dejan de lamentarse con un característico grito: “ayaymamá”.

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