Los recipientes de mimbre recuperados de las ruinas de Thônis-Heracleion contienen nueces de doum y semillas de uva
En las profundidades de la bahía de Abū Qīr, en Egipto, un equipo de arqueólogos ha hecho un hallazgo impresionante en la antigua ciudad sumergida de Thônis-Heracleion. Se trata de cestas de mimbre de hace unos 2.400 años que, sorprendentemente, aún conservan su contenido original: nueces de doum, un fruto sagrado para los antiguos egipcios, y semillas de uva.
El arqueólogo marino Franck Goddio, líder del equipo del Instituto Europeo de Arqueología Subacuática (IEASM), se mostró asombrado por la conservación de las frutas: «Nada ha sido alterado», comentó a Dalya Alberge del diario The Guardian. Las cestas fueron encontradas en una sala subterránea, y los investigadores sospechan que podrían haber sido parte de ofrendas funerarias.
Ruinas sumergidas de Heracleion. Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation
Pero eso no fue todo. Cerca de las cestas, el equipo descubrió un túmulo de 5 por 7 metros, rodeado de ajuares funerarios griegos. Estos objetos, posiblemente dejados por mercaderes y mercenarios que vivían en la zona, sugieren que en el lugar se realizaban ceremonias impresionantes. «Encontramos restos de material quemado por todas partes», indicó Goddio en un comunicado. Según él, el lugar estuvo sellado durante siglos, lo que ha permitido que los objetos se conserven tan bien.
Los expertos creían que Heracleion, citada por el historiador griego Heródoto en el siglo V a.e.c., era una ciudad distinta de Thônis, que en realidad es el nombre egipcio del lugar. Una tablilla hallada por el equipo de Goddio en 2001 ayudó a los investigadores a concluir que ambas localidades eran la misma. El descubrimiento de Thônis-Heracleion, una ciudad fundada en el siglo VIII a.C. y que servía como puerto de entrada a Egipto antes de la fundación de Alejandría, ha sido todo un hito para la arqueología subacuática. Desde su redescubrimiento en 2001, el equipo de Goddio ha recuperado miles de objetos, incluyendo cerámica antigua, artefactos de bronce y figurillas del dios Osiris.
Entre los hallazgos más notables en Thônis-Heracleion están más de 700 anclas antiguas, monedas y pesas de oro, así como docenas de pequeños sarcófagos de piedra caliza que contienen restos de animales momificados. El mes pasado, los arqueólogos también encontraron una embarcación militar del siglo II a.C. en un estado de conservación sorprendente.
Goddio estima que en los últimos 20 años solo se ha explorado el 3% de la ciudad hundida, lo que sugiere que aún hay mucho por descubrir en este fascinante yacimiento arqueológico. La recuperación de estos tesoros sumergidos es un proceso lento y cuidadoso, ya que están cubiertos por capas de sedimentos que los han protegido durante siglos. «Nuestro objetivo es aprender todo lo posible de nuestra excavación sin ser intrusivos», señaló Goddio en 2016 al *Art Newspaper*.
Con cada nuevo descubrimiento, Thônis-Heracleion revela más sobre la vida y las creencias de una civilización que, aunque desaparecida bajo las aguas, sigue fascinando al mundo moderno.